Vacuna frenó la adicción a la cocaína en 38% de casos, pero algunos adictos tomaron 10 veces más droga para recuperar el efecto

La vacuna se llama TA-CD y es elaborada de forma conjunta por la Universidad de Yale, el Sistema de Salud para Veteranos de Connecticut y el Colegio de Medicina Baylor, en Houston, Texas.



Fuente: cronica.com.mx

Autor: Antimio Cruz

La vacuna experimental contra la adicción a la cocaína, que fue probada en animales en 2005 y comenzó a ser estudiada en voluntarios humanos, demostró ser totalmente efectiva para 38 % de los pacientes que participaron en las pruebas, pero también permitió identificar un riesgo que no se había considerado entre quienes fueron atendidos.



Debido a que la vacuna evita que la cocaína llegue al cerebro, aunque los pacientes la consuman, se presentaron casos de adictos que consumieron 10 veces más droga de la que acostumbraban, en busca de recuperar el efecto que este alcaloide les proporcionaba.



En ninguno de los casos se registró una sobredosis, pero el efecto paralelo demostró que una vacuna será insuficiente si no es acompañada de otro tipo de tratamiento para manejar el síndrome de abstinencia.



La vacuna se llama TA-CD y es elaborada de forma conjunta por la Universidad de Yale, el Sistema de Salud para Veteranos de Connecticut y el Colegio de Medicina Baylor, en Houston, Texas.



Al igual que otras vacunas, la TA-CD estimula al sistema inmune de las personas para producir anticuerpos que identifiquen y ataquen a elementos extraños. El tratamiento consiste en aplicar cinco inyecciones de la vacuna experimental a lo largo de 12 semanas. El objetivo era provocar que se generaran en el organismo de los adictos anticuerpos que los científicos llaman IgG y que la cantidad fuera de 43 microgramos por mililitro.



Los anticuerpos fueron vigilados entre 8 y 10 semanas después de la última inyección y todavía se mantenían activos.



De acuerdo con la revista Archives of General Psychiatry, los estudios en personas comenzaron primero con 18 voluntarios y después se elevó el grupo a 115 voluntarios, con un modelo “doble ciego”, lo que quiere decir que la mitad recibió la vacuna y la otra mitad sólo recibió un medicamento placebo, sin que los pacientes ni los médicos supieran cual de los estudiados estaba recibiendo la vacuna real, hasta el final del estudio.



Bridget Martell, líder del equipo de investigación de la Universidad de Yale, reconoció que no todos los pacientes desarrollaron la cantidad de anticuerpos esperados para frenar la acción de la cocaína.



Sin embargo, además del 38 % que sí logró los niveles esperados de protección, otro 53 % desarrolló una cantidad de anticuerpos que les permitió reducir a la mitad sus niveles de consumo y tener mejor desempeño familiar y social. El restante 9 % no generó ningún tipo de anticuerpos.



Al referirse a los pacientes que sí generaron los anticuerpos, pero que consumieron más cocaína en busca de los efectos de la cocaína, Thomas Kosten, líder del equipo por parte del Colegio de Medicina de Baylos, indicó que seis de los voluntarios abandonaron el tratamiento antes del final y que afirmaban que la experiencia era “altamente decepcionante”.



Algunos de ellos dijeron a los supervisores del experimento que habían caído en bancarrota ingiriendo mayores cantidades de cocaína sin alcanzar el estímulo que esperaban. Esto ha sido considerado por los propios desarrolladores de la vacuna como una evidencia de que se necesita aplicar esta herramienta junto con terapias que atiendan el síndrome de abstinencia.



Según la Encuesta Nacional sobre Uso de Drogas en Estados Unidos, realizada en 2007, 35.9 millones de estadunidenses reconocieron consumir cocaína y 8.6 millones reconocieron consumir crack o base de cocaína.

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